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Micromovilidad: qué es y cómo transforma el transporte urbano
29 de abril 2025
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Se define como micromovilidad la que engloba vehículos eléctricos, de pequeño tamaño, capaces de permitir a los ciudadanos desplazarse por la ciudad de manera cómoda y rápida, sin interferir en el entorno porque reducen de forma significativa las emisiones contaminantes y que eliminan automóviles tradicionales del tráfico habitual.
Son vehículos pequeños, normalmente que permiten desplazarse sólo a una persona por lo que también se les llama VMP (Vehículos de Movilidad Personal), funcionan con el esfuerzo humano o con pequeños motores eléctricos alimentados por baterías, también de reducida capacidad.
Su hábitat es el entorno urbano, tanto por la velocidad que pueden alcanzar que no puede superar los 25 km/h, como por su autonomía, pensada para los trayectos diarios cortos.
Tipos de vehículos de micromovilidad eléctrica
Dentro de este concepto de micromovilidad o VMP se incluyen:
- Patinetes eléctricos
- Scooters
- Hoverboard
- Monociclos
- Skateboards eléctricos
- Bicicletas eléctricas
- Triciclos
El auge de la movilidad eléctrica ha estimulado la creatividad de muchos diseñadores y cada poco tiempo surgen propuestas sorprendentes de vehículos de este tipo, cada vez más pequeños y fáciles de llevar, incluso dentro de una mochila.
Muchos de estos sistemas de micromovilidad se basan en el de alquiler por horas o uso compartido, pero cada vez es más común la propiedad por parte de los usuarios, ya que hace más fácil cualquier necesidad de desplazamiento.
Motos y otros vehículos urbanos ligeros
Las motos eléctricas y los cuadriciclos eléctricos, los mal llamados coches sin carné, no se incluyen dentro de esta categoría porque tienen una consideración diferente como vehículos, exigen estar matriculados y un permiso de conducir, aunque sea más sencillo de obtener, pero hay que reconocer su importancia en la contribución a la movilidad urbana sostenible y la reducción del tráfico en las ciudades.
Beneficios de la micromovilidad en la movilidad urbana
Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), la peatonalización de las calles y la reducción de los espacios para aparcar han limitado de forma drástica el tráfico de automóviles en las ciudades. Este cambio ha ido en paralelo a la creación de carriles y espacios de aparcamiento destinados a este nuevo tipo de vehículos de movilidad eléctrica. Todo ello ha despejado el centro de las urbes, ha reducido de manera más que apreciable el nivel de emisiones contaminantes y el ruido, otro tipo de contaminación al que ya nos habíamos acostumbrado y cuya desaparición estamos disfrutando ahora con la llegada de los vehículos eléctricos.
Los vehículos de esta micromovilidad eléctrica son una alternativa al alcance de casi todos los ciudadanos, asequibles, sencillos de utilizar, cómodos, rápidos y por supuesto sostenibles. Además, son mucho más fáciles de aparcar e incluso algunos de ellos son tan ligeros y están tan bien diseñados que los podemos plegar y llevar con nosotros, en una mochila o una bolsa, para tenerlos en casa o en nuestro lugar de trabajo.
Sus baterías se pueden cargar en un enchufe doméstico sin ningún problema y casi todos tienen baterías extraíbles que, en el caso de los triciclos o las bicicletas eléctricas, hacen mucho más cómoda su recarga. Además, si necesitaran más, como los coches, la recarga en casa es cada vez más fácil gracias a propuestas como el Plan Vehículo Eléctrico de Iberdrola.
Este tipo de vehículos de micromovilidad también pueden convertirse en el complemento perfecto del coche eléctrico particular, una combinación de sistemas de transporte para cubrir todos los trayectos de la manera más sostenible.
Los coches eléctricos pueden llevar en su interior este tipo de vehículos de micromovilidad cargándose mientras realizamos un trayecto desde un punto más lejano. Al llegar a las cercanías del centro de la ciudad aparcamos y utilizamos ese VMP que llevamos en nuestro coche.
También podemos transportar nuestro vehículo de micromovilidad eléctrica en el transporte público si tenemos que realizar un desplazamiento más largo, aunque en algunos casos y en ciertas ciudades existen restricciones.
Retos y futuro de la micromovilidad eléctrica
La expansión de este tipo de vehículos de micromovilidad es imparable en todo el mundo, sobre todo en el caso de las bicicletas eléctricas y los patinetes eléctricos.
Algunas ciudades del norte de Europa son, desde hace décadas, un ejemplo en la implementación por parte de las administraciones de las vías y las infraestructuras necesarias (carriles, aparcamientos vigilados, etc.) para que los ciudadanos se desplacen en este tipo de vehículos.
En España crece año tras año el número de carriles bici y también son muchas las administraciones locales que fomentan esta movilidad con subvenciones a la compra de bicicletas o patinetes eléctricos.
Los usuarios lo tienen claro, especialmente las generaciones más jóvenes, y el principal reto de este tipo de movilidad son las propias administraciones locales, porque son las que deben encargarse de crear las infraestructuras necesarias para que los usuarios de la micromovilidad puedan circular de forma fácil y segura, sin verse obligados a compartir el mismo espacio con vehículos como automóviles y autobuses, mucho más grandes, con el consiguiente riesgo.