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Sin frenos ni volante: así serán muy pronto los coches eléctricos
13 of October 2022
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Resulta difícil imaginar un coche sin los dos elementos principales para su control: el volante y los frenos. Pero la tecnología de los vehículos eléctricos facilita el que estos dos dispositivos también evolucionen. El volante es uno de los mandos que apenas se ha modificado a lo largo de la historia del automóvil. Sigue siendo redondo, con forma achatada en los modelos más deportivos, y ha incorporado infinidad de interruptores para no tener que soltarlo durante la conducción, además de añadir el airbag que tantas vidas ha salvado. La idea de un volante futurista, similar al timón utilizado en los aviones, está presente en los concepts o prototipos que llevamos décadas viendo en los salones del automóvil, y gracias a la movilidad eléctrica parece que van a hacerse realidad.
Volantes, en otra dimensión
La primera firma que presentó un volante de este tipo fue Tesla, para la actualización de su Model S Plaid, un equipamiento de serie que sustituye al volante tradicional. Mucho más razonable es la propuesta opcional de Toyota para su primer eléctrico 100%, el bZ4X. En caso de que el cliente quiera este vanguardista volante, el sistema de dirección tradicional (es decir, toda la columna de dirección y sus mandos mecánicos) se sustituye por un sistema electrónico steer-by-wire (dirección por cable), algo que muchos fabricantes llevan años probando y ya utilizan en competición, pero que hasta ahora la legislación no permitía. Este sistema de Toyota, que se llama One Motion Grip, cuenta con una batería independiente para alimentar la dirección, uno de los requisitos legales por si el coche se quedara sin batería o sufriera un corte de suministro de energía.
Esta nueva dirección de Toyota, que será opcional en el bZ4X, permite adaptar la desmultiplicación de la dirección a las condiciones de conducción y la velocidad en tiempo real. De esta forma, incluso aunque tengamos que girar el volante al máximo de un lado a otro (por ejemplo, al aparcar), solo habría que moverlo unos 150º, es decir, menos de media vuelta; algo que sería muy diferente en el caso de ir circulando a alta velocidad para evitar una conducción demasiado sensible.
Aprende a frenar... sin freno
La nueva normativa antipolución Euro7 en la que trabaja la Unión Europea también tendrá en cuenta las partículas que arrojan a la atmósfera los restos de las pastillas de freno y de los neumáticos durante el uso. Los sistemas de regeneración de energía de los vehículos eléctricos aprovechan la inercia, y sobre todo la retención al frenar, para generar energía que recarga las baterías. En la mayoría de los eléctricos el nivel de regeneración y, por tanto, de retención que produce el sistema al levantar el pie del acelerador, se puede regular hasta llegar a un máximo que, con un poco de práctica, hace casi innecesario usar el freno, con el consiguiente ahorro por el menor desgaste y emisiones de partículas.
En muchos vehículos que ya están a la venta esta función se activa mediante el e-pedal o One pedal, pero el espectacular concept DS E-Tense Performance ha ido más lejos y es el primer prototipo de esta clase que relega el sistema de frenos mecánicos tradicionales, aunque también los incorpora, porque la actual legislación no permite eliminarlos. Es algo similar a lo que ocurre con los monoplazas de la Fórmula E eléctrica que montan los dos sistemas, pero para la próxima temporada los nuevos bólidos de este campeonato, los denominados Gen3, ya dejarán de llevar los frenos traseros "normales". En un futuro no muy lejano los coches de serie encomendarán todo su poder de frenado a los potentes sistemas de regeneración de energía. No habrá ningún tipo de elemento mecánico ni rozamientos entre materiales, con lo que toda la energía de la frenada volverá a la batería y se eliminará la emisión de partículas nocivas al medioambiente.
Mercedes F200, un adelantado
En 1996, Mercedes-Benz presentaba este concept que mostraba muchos adelantos que ya se han incorporado a los vehículos de serie, como las cámaras por todo el perímetro de la carrocería, los airbags de ventanilla o el reconocimiento de órdenes vocales. Pero lo más llamativo es que no tenía volante ni pedales. Estas funciones se realizaban a través de dos joystick, que la marca denominó sidesticks, situados uno en la consola central y otro en el panel de la puerta del conductor. No parece que estemos preparados para un avance tan radical en la forma de conducir, pero la evolución hacia el coche autónomo reducirá al mínimo los mandos y controles de los vehículos del futuro.