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Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul: purificar la atmósfera es cosa de todos

07 de septiembre 2022

3 min de lectura

Cada 7 de septiembre, Naciones Unidas nos recuerda mediante esta celebración la importancia de tener un aire limpio, libre de contaminación. El tema de este año subraya que lograrlo es una responsabilidad colectiva.
Día Internacional del Aire Limpio

Existe un marcado sentimiento de posesión en lo tocante a la tierra; las fronteras delimitan lo que "pertenece" a unos y otros. Lo que ocurre en nuestra casa, nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestra región, nuestro país, parece que nos preocupa y compete más que lo que sucede allende sus confines. Pero ¿de quién es el aire, ese gas (mezcla de oxígeno, nitrógeno y otros componentes) que respiramos? La respuesta es tan fácil como comprometida: el aire es de todos.

Quizá porque el aire es algo que no se ve, la responsabilidad común que los habitantes de la Tierra tenemos en relación con su cuidado a veces se nos olvida. Es por ello que Naciones Unidas ha querido enfatizar su carácter universal en el tema del Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul de 2022: "El aire que compartimos".

Como dice el citado organismo en su página web, "todos respiramos el mismo aire, contamos con una atmósfera común que nos protege y sostiene a todos". Dicho argumento sirve para subrayar "su naturaleza transfronteriza".

El aire que compartimos

Pero el aire no siempre es limpio ni los cielos son todos azules. Esto se debe principalmente a la contaminación. De ahí que la ONU, poniendo el foco en esa responsabilidad colectiva, quiera aprovechar la celebración el 7 de septiembre de este Día Internacional (en su tercera edición; nació en 2020) para subrayar "la necesidad de una cooperación internacional y regional inmediata y estratégica para una aplicación más eficaz de las políticas y medidas de mitigación para hacer frente a la contaminación atmosférica".

La contaminación nos afecta negativamente por partida doble: por un lado, tiene efectos nocivos sobre la salud. Numerosos estudios científicos relacionan la contaminación atmosférica con enfermedades respiratorias y cardiovasculares, cáncer y trastornos del sistema nervioso, así como enfermedades transmitidas por el aire y relacionadas con el calor. La atmósfera deposita contaminantes en nuestros cursos de agua y en nuestra tierra, dañando no solo a las personas sino también a animales y plantas.

"En las últimas dos décadas -pone de manifiesto un estudio publicado en 2022 en la prestigiosa revista científica The Lancet-, las muertes causadas por las formas modernas de contaminación (por ejemplo, la contaminación del aire ambiental y la contaminación química tóxica) han aumentado en un 66%, impulsadas por la industrialización, la urbanización descontrolada, el crecimiento de la población y la ausencia de una adecuada política química". Añade que la contaminación todavía causa más de nueve millones de muertes cada año en todo el mundo (cifra que no varía desde 2015). Más del 90% de esas muertes se producen en países de ingresos bajos o medianos.

mediante pequeños gestos cotidianos podemos contribuir a reducir la contaminación

Por otro lado, tiene consecuencias nefastas en el clima. "La emisión de gases y aerosoles a la atmósfera también impacta en el cambio climático a largo plazo", afirma un documento de la Organización Mundial de la Meteorología (WMO). "Las partículas y los gases en la atmósfera -añade- pueden cambiar la forma en que el planeta absorbe o refleja el calor y pueden retrasar o estimular las precipitaciones". Los principales culpables de estos eventos son los gases de efecto invernadero, el ozono y los aerosoles, partículas diminutas suspendidas en el aire. El efecto más directo de los aerosoles sobre el clima es que tienden a alterar la cantidad de luz solar que llega al suelo. Los aerosoles también cambian las propiedades de las nubes y la precipitación, lo que puede derivar en fenómenos como sequías, incendios o inundaciones.

Y ese conjunto de problemas tiene un efecto colateral "sobre la economía, la productividad laboral, los costos de atención sanitaria y el turismo, entre otros", señala Naciones Unidas. Por tanto, una buena calidad del aire no solo mejora nuestra salud y nuestro clima, sino que repercute positivamente en la riqueza de los pueblos.

¿Pero cómo podemos disfrutar de ese aire limpio y esos cielos azules, sinónimo de salud y prosperidad? Cuando se instituyó este Día Internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) -organismo que se ocupa de la gobernanza de esta celebración- se marcó una serie de acciones, dirigidas sobre todo a vigilar las políticas de los distintos países. Entre ellas, propuso la erradicación mundial del uso de gasolina con plomo; la evaluación de las legislaciones nacionales sobre la contaminación del aire (dos de cada tres países tienen leyes que no coinciden con las pautas de la Organización Mundial de la Salud); o la creación de una calculadora global (IQAir https://www.iqair.com/) que mide la contaminación atmosférica mediante Inteligencia Artificial.

Pero el poder disfrutar de aire limpio y cielos azules también está en mano de cada uno de nosotros; mediante pequeños gestos cotidianos podemos contribuir a reducir la contaminación.

PEQUEÑOS GESTOS PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL AIRE QUE RESPIRAMOS
EMPEZAR
 
Usa el coche solo si es imprescindible.
Apuesta por el transporte público, menos contaminante. Un estudio alemán de 2019 halló que en las ciudades con una red de transporte colectivo la polución desciende un 1,7%. Moverse en bicicleta, compartir vehículo o utilizar los aparcamientos disuasorios (en el extrarradio) también son buenas alternativas.
 
 
Compra productos locales.
De este modo evitarás la contaminación derivada del transporte de productos desde lugares lejanos. “La comida de cercanía no crea grandes huellas de carbono a través de viajes en avión al extranjero o viajes largos en camión”, afirma un documento de la organización Go Green.
 
 
Actualiza tu caldera.
“Un modelo con una eficiencia del 56% al 90% ahorrará 1,5 toneladas de emisiones de dióxido de carbono cada año si calienta con gas natural, o 2,5 toneladas si calienta con aceite”, asegura el Departamento de Energía de Estados Unidos. Realiza, además, un mantenimiento periódico de calderas, estufas y chimeneas.
 
 
Trabaja desde casa más a menudo.
Implementar el teletrabajo dos, tres o cuatro días a la semana reduciría los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), principal contaminante relacionado con las emisiones del tráfico, respectivamente en un 4%, 8% y 10%. Lo refrenda un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB).
 
 
Opta por dispositivos y electrodomésticos eficientes.
Por ejemplo, usar impresoras con inyección de tinta, más eficientes que las de impresión láser, permitiría reducir globalmente las emisiones en un 52,6% respecto a los niveles actuales, y ahorrar cerca de 1,3 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), el equivalente a retirar de circulación 280.000 vehículos en un año. Lo sostiene un estudio del Cambridge Institute for Sustainability Leadership (Reino Unido).
 
 
Apaga las luces de la habitación cuando salgas.
Un estudio de 2019 de la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU) calculó que una reducción de la demanda eléctrica del 12% en verano disminuye las emisiones de óxidos de nitrógeno en un 13,2%, de dióxido de azufre en un 12,6% y dióxido de carbono (CO2) en un 11,6%.

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