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Calificación energética: qué es y cómo mejorarla

12 de junio 2025

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Descubre cómo afecta a tu vivienda y a tus electrodomesticos. Este indicador es clave para conocer la cantidad de energía que se utiliza en el hogar y como incluye por tanto en la factura energética.

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La energía es el motor que hace funcionar nuestro hogar. Sin ella no tendríamos iluminación ni calefacción en nuestras casas, tampoco podríamos ver la televisión ni cargar el móvil o enchufar el vehículo eléctrico. A medida que una sociedad crece, sus integrantes consumen muchos más recursos, pero también lo hacen de un modo más eficiente. 

La eficiencia energética significa mejorar nuestra calidad de vida, al permitirnos tener el mismo confort con menos consumo. Esa eficacia puede conocerse a través de una calificación. 

¿Qué es la calificación energética?

La calificación energética es un indicador que evalúa el rendimiento de un inmueble, un electrodoméstico o un sistema eléctrico y el cual está determinado por siete letras que van de la A (la más alta eficiencia) a la G (la menos eficaz). 

Esta clasificación permite comparar fácilmente diferentes productos e inmuebles (cuando se compra o se alquila una vivienda, por ejemplo) y así tomar decisiones teniendo en cuenta su consumo energético.  Conocerlo es fundamental en un contexto de cambio climático y dada la variabilidad y volatilidad de los precios de la electricidad y el gas, por eso, a lo largo de los últimos años, ha cobrado mucha más relevancia en el mercado. 

Diferencias entre calificación energética y etiqueta energética

En España, disponer de la calificación energética de un inmueble es obligatorio desde 2013 para aquellas viviendas a la venta o en alquiler. Por ello, si deseas vender o alquilar tu vivienda es necesario tener emitido un certificado de eficiencia energética. En el país, ocho de cada 10 hogares tienen una calificación energética E, F o G, de acuerdo con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). El gran objetivo de la Unión Europea es que para 2030 todas viviendas de la región tengan una calificación energética mínima E, y una calificación D para 2033. 

Los factores que intervienen para valorar la eficiencia energética de un edificio son múltiples. Pero se pueden englobar en dos categorías: el consumo energético del edificio y las emisiones de CO₂ derivadas de generar la energía térmica y eléctrica que el edificio necesita. 

Estos indicadores, así como otros datos y características de la vivienda quedan reflejados en el certificado energético o etiqueta energética, esto es, la representación visual de la calificación. Para obtener dicho certificado energético o etiqueta energética es necesario contratar a una empresa o técnico especializado que tendrá que visitar la vivienda, recopilar datos, realizar algunas pruebas y hacer un informe sobre la eficiencia del inmueble. El técnico debe estar autorizado por el Ministerio de Fomento y el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital. 

Calificación energética de electrodomésticos 

En el caso de los electrodomésticos, el etiquetado energético llegó mucho antes. La regulación data de una normativa de los años 90 y a lo largo de estos años se ha mejorado para que los usuarios puedan conocer cuál es la eficiencia de los artículos que compran. Desde 2021, es obligatorio que todos los aparatos nuevos tengan esta escala energética que al igual que los edificios consta, actualmente, de siete letras que van de la A a la G.

Anteriormente, se utilizaba un etiquetado algo engorroso y difícil de comprender: había sólo cuatro letras de la A a la D, pero en la primera había muchas cuatro categorías distintas (A +, A ++ y A +++).  Esta escala se ha simplificado para reconocer fácilmente, a la hora de comprarlos, cuáles son los electrodomésticos más eficientes.  

La actualización de las etiquetas de los electrodomésticos continuará en el futuro, conforme avance la tecnología y sigamos mejorando en cómo reducir el consumo de electrodomésticos. Se volverán a revisar cuando el 30% de los productos en el mercado comunitario reciban la máxima clasificación (A) o cuando el 50% esté en las franjas A y B.

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¿Cómo se calcula la calificación energética de una vivienda?

La calificación energética es mucho más que una simple letra. El certificado de eficiencia energética recoge todas las características constructivas de la vivienda (superficie, orientación, envolvente térmica, carpinterías…), así como las instalaciones y equipos con los que se proporciona calefacción, refrigeración y agua caliente. Además, este documento puede incorporar una propuesta de medidas y mejoras que se podrían llevar a cabo y que dependiendo de la medida elegida  supondrían un menor consumo energético , un incremento en confort térmico, o una reducción en la factura energética.

Escala de calificación energética: ¿qué significa cada letra?

La escala de la calificación energética, como decíamos, está marcada por siete letras, siendo la A la máxima calificación, es decir, muy eficiente; y siendo la G, la peor calificación, la menos eficiente.

En medio, otros cinco valores. La diferencia entre todos ellos, de la A a la G, es lo que podemos llegar a gastar en suministros. Es decir, una casa con calificación A gastará mucho menos que una con una letra F o G. Estas últimas, gastarán muy por encima del gasto medio en España.

Una casa con una calificación energética A (la más alta), de acuerdo al IDAE, puede llegar a necesitar hasta un 90% menos de energía que otra vivienda con etiqueta G, la calificación más baja.  Una vivienda con una B consume aproximadamente un 70% menos que un inmueble con una G. 

Estas diferencias tienen un impacto en las facturas de gas y electricidad y en las emisiones de CO₂ que se producen en cada una de las viviendas. 

Calificación de eficiencia energética: cómo mejorarla en tu hogar 

Para mejorar la calificación energética es fundamental actuar en tres frentes: 

  1. La envolvente del hogar: como paredes, tejados y ventanas, que deben estar bien aisladas para evitar pérdidas de calor o frío. 
  2. Las instalaciones térmicas: revisar los sistemas de calefacción, refrigeración y agua caliente. Sustituir equipos antiguos y que utilicen combustible fósil por tecnología actual, renovable y con mejor eficiencia energética. 
  3. Sistemas de gestión y control: que ayudan a controlar y optimizar el uso de la energía, por ejemplo, mediante termostatos o domótica. 

En ocasiones se cree que la única solución para mejorar la eficiencia en el hogar, es realizar una reforma integral del inmueble, una opción intrusiva y normalmente de varios días de duración . Pero no es así. Hay opciones diversas para la rehabilitación energética que no requieren de grandes intervenciones (ni permisos) y que suelen ser efectivas en cuanto a una mejora en el hogar y en el coste de las facturas.

Ventajas de tener una buena calificación energética 

Las ventajas de tener una calificación energética buena son claras:

  • Ahorro energético y económico: Reducción de la factura 
  • Incremento del confort: Mayor comodidad en nuestra casa 
  • Reducción de emisiones: Un menor impacto medioambiental

Y, además, tener un certificado energético con A o B puede ayudar a aumentar el valor de la vivienda y facilitar su venta o alquiler.

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