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Mantenimiento del calentador de gas: claves para un uso seguro y eficiente

14 de noviembre 2025

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Es importante saber cuándo revisar el funcionamiento de tu calentador de gas, cómo saber qué está fallando y cómo alargar su vida útil.
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Los calentadores de gas son uno de los sistemas más utilizados en los hogares para disponer de agua caliente sanitaria de forma rápida, eficiente y continua. 

A diferencia de los termos eléctricos, que almacenan el agua caliente en un depósito, los calentadores funcionan bajo demanda: es decir, sólo se activan cuando abres el grifo de agua caliente. Al hacerlo, un sensor detecta el flujo de agua y pone en marcha un quemador de gas —generalmente butano, propano o gas natural— que calienta el agua a su paso por un serpentín o intercambiador de calor. 

Este mecanismo permite obtener agua caliente al instante, sin necesidad de esperar a que se caliente un acumulador, lo que se traduce en mayor eficiencia y ahorro energético si se utiliza de forma racional.

Su funcionamiento puede parecer sencillo, pero implica un sistema coordinado de válvulas, sensores, encendido electrónico (en los modelos modernos) y evacuación de gases de combustión. 

Por eso, un calentador requiere estar correctamente instalado y ajustado a la presión y caudal de agua de la vivienda, además de contar con una buena ventilación. 

Existen modelos atmosféricos (más antiguos y menos eficientes) y estancos (más modernos y seguros), siendo estos últimos los recomendables en la mayoría de los casos. 

En definitiva, hablamos de un aparato práctico y fiable, pero que necesita ciertos cuidados para mantenerse en buen estado y evitar riesgos, tanto de seguridad como de rendimiento.

¿Por qué es importante el mantenimiento del calentador de gas?

La importancia de las revisiones e inspecciones de la caldera de gas  y el calentador de hogar no es sólo una cuestión de eficiencia energética, sino también —y sobre todo— de seguridad. Con el paso del tiempo, estos aparatos acumulan residuos de combustión, cal en los conductos de agua, y pueden presentar pequeñas fugas o fallos en los sistemas de encendido. 

Si no se revisan periódicamente, pueden producirse averías que reducen su rendimiento y elevan el riesgo de intoxicaciones por monóxido de carbono o fugas de gas inflamable. 

En el caso de los calentadores atmosféricos —los más antiguos—, una mala combustión por falta de ventilación puede convertirse en un problema serio para la salud de los ocupantes de la vivienda.

Además, un calentador mal mantenido consume más gas del necesario para calentar la misma cantidad de agua. Un intercambiador sucio o un quemador mal regulado puede incrementar el gasto sin que el usuario lo perciba de inmediato, lo que se traduce en facturas más altas y un mayor impacto ambiental. 

Por otro lado, muchas averías costosas se pueden evitar con una simple revisión anual que detecte a tiempo obstrucciones, piezas desgastadas o pequeñas fugas. En definitiva, un mantenimiento regular de calderas y calentadores de gas alarga la vida útil del equipo, mejora su rendimiento y, sobre todo, garantiza que funcione de forma segura y eficiente.

Tareas básicas para el mantenimiento del calentador de gas

Estas son las tareas que debes seguir para mantener tu calentador de gas correctamente:

  • Revisión de quemadores y llama piloto: Es fundamental comprobar que la llama sea azul y estable. Una llama amarilla o inestable puede indicar una mala combustión, presencia de residuos o falta de oxígeno. En los modelos modernos con encendido automático, también conviene revisar que el sistema electrónico funcione correctamente y sin retrasos al abrir el grifo.
  • Limpieza del intercambiador y conductos internos: Con el uso frecuente, especialmente en zonas con agua dura, el serpentín por donde circula el agua puede acumular cal, reduciendo la eficiencia térmica y dificultando el paso del agua. Se recomienda una limpieza interna anual para eliminar estos depósitos con productos antical o mediante desincrustación técnica.
  • Control de fugas y estanqueidad: Comprobar de forma periódica que no haya fugas de gas o de agua es esencial. Esto incluye revisar las conexiones, juntas y válvulas. Una fuga de gas, por mínima que sea, puede ser muy peligrosa. Por eso es recomendable utilizar agua jabonosa para detectar burbujas en las uniones o contar con un detector de gas doméstico.
  • Revisión del sistema de evacuación de gases: En los calentadores atmosféricos, el tubo de evacuación de gases debe estar limpio, sin obstrucciones ni corrosión. En los estancos, se debe revisar el conducto concéntrico que expulsa los humos al exterior y asegura la toma de aire limpia.
  • Verificación de la presión y el caudal de agua: Un flujo de agua irregular o con presión muy baja puede afectar el encendido del aparato. También es importante ajustar el regulador de caudal si el agua sale demasiado caliente o templada.

Estas tareas pueden ser realizadas por el propio usuario en parte (como la observación de la llama o la limpieza exterior), pero muchas otras requieren la intervención de un técnico autorizado. La recomendación general es hacer una revisión completa de los servicios de gas al menos una vez al año, no sólo por mantenimiento preventivo, sino también porque muchas aseguradoras y fabricantes lo exigen para mantener la garantía.

Indicadores de mal funcionamiento en el calentador de gas

Detectar a tiempo los signos de mal funcionamiento en un calentador de gas puede evitar averías costosas y, como hemos dicho, riesgos para la salud y la seguridad. Debemos prestar atención a estos indicadores que nos pueden avisar de que algo va mal:

  • El agua no alcanza la temperatura habitual o tarda más de lo normal en calentarse, lo que puede deberse a un fallo en el intercambiador térmico, acumulación de cal o problemas con el quemador. 
  • El calentador se apaga de forma repentina durante su funcionamiento, ya que esto puede estar relacionado con un sensor defectuoso, falta de ventilación o una evacuación deficiente de los gases de combustión. 
  • Los chasquidos repetitivos sin que se active la llama pueden indicar un problema en el sistema de encendido o en el suministro de gas.
  • Un cambio en el color o comportamiento de la llama: si en lugar de ser azul se vuelve amarilla o anaranjada, hay una combustión deficiente, lo cual puede generar monóxido de carbono. 
  • Aparición de manchas oscuras o de hollín alrededor de las salidas de aire del aparato, pues pueden señalar una evacuación inadecuada de los gases. 
  • Olor persistente a gas, aunque sea leve, es siempre motivo de alarma y requiere cerrar el suministro de inmediato y llamar a un técnico autorizado. 
  • Ruidos extraños como zumbidos, golpeteos o vibraciones pueden revelar obstrucciones internas, presión inadecuada o piezas sueltas. 

En resumen: cualquier cambio en el funcionamiento habitual del calentador debe ser tomado en serio y revisado cuanto antes para evitar males mayores.

Cuándo llamar a un técnico profesional para la revisión del calentador de gas

Llamar a un técnico profesional no es sólo una medida de precaución: en muchos casos, es una obligación legal y una garantía de seguridad. Aunque algunos controles básicos pueden realizarse en casa —como comprobar que la llama sea azul o revisar que no haya obstrucciones visibles en la salida de gases—, cualquier intervención que implique manipular el interior del calentador debe ser realizada por un instalador autorizado. 

Según el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), las revisiones periódicas de los aparatos de gas deben hacerse al menos cada dos años en el caso de calentadores de hasta 70 kW, aunque muchas compañías recomiendan una revisión anual para garantizar el correcto funcionamiento y alargar la vida útil del equipo. Además, si el calentador forma parte de una instalación comunitaria o está vinculado al contrato de mantenimiento de la caldera, la revisión profesional puede ser exigida por contrato o por la aseguradora.

Es importante que el técnico revise el aparato en sí y toda la instalación: tubos, válvulas, conexiones, salida de gases y estado de la combustión. U

Un mantenimiento bien hecho no solo previene los mencionados e indeseables accidentes, sino que asegura que el calentador funcione con la máxima eficiencia, reduciendo el consumo de gas y las emisiones contaminantes. Por tanto, lejos de ser un gasto innecesario, llamar a un profesional es una inversión en seguridad, ahorro y tranquilidad.

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